“Siempre trabajé en mejorar las finanzas de las empresas, pero quería hacer algo que pudiera tener un impacto mucho mayor” - Jose de la Luz
delt.ai nació de la combinación de paciencia, perseverancia y del tiempo correcto. En el caso de nuestros fundadores sus experiencias, conocimientos y deseos los llevaron a querer cambiar las reglas del juego. Sus trabajos en instituciones financieras, el formar parte de la primera empresa de criptomonedas en México, poder trabajar para una empresa en Silicon Valley, un hackathon y hasta un club de “ñoños” dieron pie a que comenzara esta aventura.
Parte 1: Joe y Alex
Joe ha entendido de administración de empresas desde temprana edad al ayudar a sus amigos y también a su familia con sus respectivos negocios. Fue así que comprendió que faltaba una herramienta que le salvara la vida a los emprendedores, pero la idea de convertirla en un negocio llegó mucho más tarde. Economista de profesión, pasó por el mundo corporativo para luego dar el salto a administrar un centro de meditación budista y finalmente llegar al mundo de emprendimiento. A Joe nunca le faltaron las ganas de seguir aprendiendo. Esto lo llevó a querer emprender y buscar oportunidades para hacerlo.
Alex por su lado, como buen ingeniero, tenía su vida un poco más definida. Apasionado por la inteligencia artificial, tomó roles desarrollando aplicaciones de backend para negocios, gamificación y medicina. Además, contaba con experiencia en el área de tarjetas y con los sistemas de pago en México. Su determinación lo llevó a tomar una clase con el que se convertiría en su mentor y quien le sugeriría que se uniera a un grupo de mexicanos que estaba entrando al Hackathon de Bancomer en el que el reto era solucionar un problema financiero. Este fue el principio del fin de su vida como la conocía.
Parte 2: Un Hackathon y "El Club de Ñoños"
Para poder tener buenas ideas tenemos que dedicarles tiempo. No basta con tomar un buen baño relajante y esperar a que estas lleguen de la nada. Hay que salir a buscarlas. Esto es precisamente lo que hicieron Alex y Joe. Ambos formaron parte del Hackathon de Bancomer, donde junto a muchos más participantes intentaron resolver un problema. No ganaron, pero el evento les abrió la puerta para crear “El Club de ñoños”. Este consistía en personas que querían dedicar su sábado o domingo a pensar en problemas que había en el mercado y cómo solucionarlos. Muchas ideas pasaron por el club hasta finalmente llegar a la decisión de crear un sistema de pagos con QR.
La burbuja se reventó rápidamente cuando apareció CoDi, proyecto del Banco de México al cuál era imposible competirle. Aunque esto los desmotivó un poco también les ayudó a ver que, efectivamente, podían trabajar como equipo. Fue así como reemprendieron la búsqueda de ideas. Estuvieron meses detrás de una epifanía pero no la encontraron. La gran idea no venía y durante este tiempo muchos del club decidieron decir adiós y seguir su camino. Casi a punto de tirar la toalla, se dieron cuenta de que la idea que buscaban ya la tenían desde el principio.
Joe siempre había administrado empresas y en su experiencia se encontró con que era prácticamente imposible tener una tarjeta de crédito corporativa a menos que fueras una institución enorme con años en el mercado y que, al igual que la mayoría de los procesos financieros, no había interés de los bancos en ayudar o responder en la velocidad requerida por el mercado, algo realmente frustrante y que obstaculizaba el crecimiento de toda empresa que no cumpliera con estos requisitos. Este acceso a las herramientas financieras era clave para que los negocios pudieran tener un mejor control sobre su administración.
Sin saberlo, Alex también se había preparado a lo largo de su vida profesional para lanzar delt.ai. Su experiencia en fintechs no solo trabajando en integraciones con distintos proveedores, sino también reparando sistemas que fallaban y construyendo ideas desde cero en el sector financiero lo posicionaba como la persona indicada para llevar a cabo esta nueva idea. Se dieron cuenta de que este problema era constante y que en aquel momento había propuestas enfocadas en brindar soluciones bancarias a las personas pero no para las empresas. La perseverancia, experiencia y el timing fueron cruciales para darle vida a delt.ai.
Parte 3: delt.ai
La idea ya estaba. Querían automatizar las finanzas y administración de una empresa. ¿Y ahora qué seguía? Quizás el paso más difícil de todos es lanzarse a hacerlo. Los dos renunciaron a sus trabajos, que en ese minuto era la única línea de vida en términos económicos que tenían. Invirtieron de su propio dinero para poder levantar fondos. Luego, a través de la tracción de su nueva empresa, se dieron cuenta que no tenían la trayectoria de haber fundado una startup exitosa previamente, ni contaban con el capital propio necesario para desarrollar la idea tan bien como soñaban. La trayectoria ofrece una gran ventaja a la hora de salir a levantar capital. No hay mejor profesor que la experiencia.
Los dos sabían que lo único que podían hacer era enfocarse exclusivamente en la ejecución y demostrarles a los futuros inversionistas que con poco se puede lograr mucho. Decidieron hacer un producto mínimamente viable (MVP) que tuviera un fuerte enfoque en seguridad y cumplimiento con las leyes dese el día cero y una de las ventajas de haber trabajado por años en la industria es que justamente entendían el tamaño del reto.
Esto fue importante para generar credibilidad ante los inversionistas, ya que demostraron que entendían lo que estaban planteando. Les resultó y hoy delt.ai es una empresa que está operando y creciendo. Tenemos a más de 25 Deltas trabajando en el equipo y estamos cada día más cerca de cumplir la misión de crear la mejor experiencia bancaria para negocios.
El camino del emprendedor no es fácil. Hay muchas decisiones que se tienen que tomar antes de empezar a sentir que se está construyendo algo. Pero para nuestros fundadores, lo más importante es lanzarse del bungee sin la cuerda…